Ayer pasé un momento muy feliz junto a mis alumnos, mis colegas y amigos, en el acto del Día del Maestro que organizó Quinto Año. Me divertí mucho con las ocurrencias de los alumnos y de mis colegas. Estaba tan contenta que incluso pude superar mi Karma y no hacerme problema porque con mi grupo perdimos estrepitosamente en los juegos. Aunque yo gané la prueba que me tocó a mí. (Ja¡). Todos los que me conocen saben que soy una muy mala perdedora; pero ayer lo tomé de otra manera. Obviamente, algo más que aprendí de Uds. Sin dudas, son mi principal apoyo, son lo que me insta a seguir, a trabajar y que me ayuda a tratar de ser una mejor persona.
Agradezco a los alumnos de Quinto Año, el trabajo, el esfuerzo, la dedicación que pusieron en todos los detalles de la organización; dado que se notó bastante que pensaron todo el tiempo en nosotros, en lo que podía gustarnos, en lo que podría divertirnos y animarnos a dejar salir nuestra verdadera identidad; la que normalmente guardamos bajo llave detrás de nuestro rol de docente. Algunos hicimos el ridículo, pero estuvo bueno. Hay que aprender a aceptarnos como somos y reírnos de nosotros mismos. Eso es algo que admiro de Uds.; se muestran tal cual son, no les importa mucho la opinión de los otros y se sienten muy cómodos con su personalidad. Como dije antes, sigo aprendiendo de Uds. A veces me pregunto quién es realmente el educador y quién el educando.
Gracias por todos los momentos con los que enriquecen mi existencia. Gracias por el cariño y la comprensión.
Un beso enorme para todos. Un agradecimiento de todo corazón para mis revoltosos alumnos de Quinto Año, por los recuerdos inolvidables y por el hermoso presente.
PROFE ANGELINA
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